Imitando los microrrelatos de Gómez de la Serna

 

Ha aparecido una experta en Van Gogh que ha dado con el secreto de su felicidad.

Esta felicidad es algo más que unos simples colores alegres y materias felices. Cómo toman

decisiones tan importantes y para algunos insignificantes.

 

Se ha hallado en esa felicidad misterios del tiempo, que con su movimiento hacen que se

desplacen las horas.

En este fondo en el que estaba flotando la alegría, el pintor nos ha mostrado que pronto

formaremos parte de un simple recuerdo.

En su Lección sobre el transcurso del tiempo y la alegría de los colores, nos ha hecho saber la

única verdad que no podemos, aunque queremos ocultar.

 

Por Sarah García Mendieta

 

 

Aquel era un lugar siniestro, donde llevaba yendo a pasear desde un día

que no recuerdo. Era un lugar rodeado de árboles y en la puerta estaba

siempre aquel hombre. Cuando llegaba le saludaba y le preguntaba su

nombre y él sólo me miraba. Durante algunas semanas repetí el paseo y

el saludo y aquello se convirtió en mi rutina, es más, me gustaban esas

salidas matutinas para saludar a ese extraño porque me daban paz.

Un día, le hice una pregunta sobre sí creía o no en fantasmas.

La respuesta que obtuve fue un no. Aunque parezca una respuesta

escueta, para mí fue la primera vez que escuché su voz y que nos

comunicamos. Pero me sorprendió aún más que me preguntara si yo creía

en los fantasmas. Mi respuesta fue afirmativa y desaparecí.

 

Por Marina Rubio

 

 

“Luto oficial por las muertes causadas por el coronavirus” declara el gobierno. De repente, los ancianos comienzan a vestirse de negro casi sin darse cuenta. A lo mejor es para camuflar al viejo extraño vestido completamente de negro o más conocido como la muerte, que aun así todavía sigue entre nosotros. 


Por Esther Bravo

 

 

Ladrón de sueños

Notó sigilosos pasos en su tejado, pero decidió seguir durmiendo. Cada vez se notaban más cercanos pero, de pronto, cesaron. En su sueño avistó a un señor con capa negra y chistera. Era un hombre muy alto y de aspecto esquelético. Andaba hacia él, pero sonó el despertador.

A la noche siguiente, volvió a reencontrarse con aquel enigmático hombre. Caminó hacia él, pero cada vez parecía alejarse más y más.

Noche tras noche, el hombre interrumpía sus sueños. Aún no había visto su cara.

La última noche en la que volvió a soñar fue aquella en la que finalmente vio el semblante del hombre, aquel mismo que aparecía en las noticias. El rostro del famoso ladrón de sueños.

 

Por Rafael Fernández

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